miércoles, 25 de marzo de 2020

MUSICOTERAPIA

En esta sesión de clase, en vez de recibir una clase teórica, pudimos disfrutar de 2 horas completas de musicoterapia, pero antes de contar nuestra experiencia, vamos a definirla.

La musicoterapia, según la Federación Mundial de Musicoterapia, se refiere al uso de la música y/o sus elementos (sonido, ritmo, melodía o armonía podrían ser algunos ejemplos), realizado por un/a musicoterapeuta calificado/a con un paciente o grupo, en un proceso creado para facilitar, promover la comunicación, las relaciones, el aprendizaje, el movimiento, la expresión, la organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para así satisfacer las necesidades físicas, emocionales, mentales, sociales y cognitivas.
Esta tiene como fin desarrollar potencialidades y/o restaurar las funciones del individuo de manera tal que este pueda lograr una mejor integración intra y/o interpersonal y consecuentemente una mejor calidad de vida a través de la prevención, rehabilitación y tratamiento.

Recapitulando al principio, cuando llegaron las horas del jueves de AGC, las cuales las solemos dedicar a teatro, ese día cuando llegamos al salón de actos todo era diferente: nos econtramos a un grupo de personas desconocidas las cuales a primera vista ya podíamos apreciar que algunas de ellas tenían una discapacidad visual (alguna más grave que otras).
Nos colocamos los dos grupos (el grupo clase y el grupo desconocido) en círculo sentados en sillas y María nos presentó a ambos grupos haciendo una dinámica de presentación para ello en la que consistía en decir nuestro nombre y describir que era la música para cada uno/a y si había llegado a influir en mayor o menor medida en nuestras vidas, y nos explicó que es la musicoterapia y también un poco en que iba a consistir las dos sesiones de clase que nos quedaban por delante.
Primero empezamos haciendo ritmos con partes de nuestro cuerpo imitándola primero a ella, es decir, primero ella hacia un ritmo como pueden ser series de palmadas, y luego nosotros teníamos que realizar esos ritmos ayudándonos de nuestro cuerpo.
Cuando ella vio que ya empezábamos a estar más cómodos, nos puso al alcance, para ser más exactos en mitad del círculo que habíamos formado entre todos, una serie de instrumentos, como pueden ser: panderetas, cajas, tambor, tubos de plástico, etc, en definitiva eran todo instrumentos de percusión, y nos instó a coger alguno de ellos para poder realizar los ritmos en lo que quedaba de sesión. Hay que añadir que fue muy empática cuando algún/a compañero/a no quiso participar de la dinámica ya que no presionó en ningún momento para participar ya que recalcó que era una actividad libremente voluntaria y quien no quisiera implicarse no estaba obligado.
Después de todo esto, seguimos haciendo ritmos hasta que tocó el timbre que daba por finalizada la última sesión que nos tocaba con ella e hicimos una especie de rápido coloquio dando nuestras impresiones sobre como nos habíamos sentido, que positivo nos llevábamos de ello y si repetiriamos.



La verdad es que fueron unas sesiones diferentes y divertidas y pudimos aprender una manera diferente de llegar a las personas a través de la música y en este caso de la percusión y el ritmo. Fueron unas sesiones muy entretenidas y a la mayoría de nosotros se nos pasaron volando ya que pudimos echar a volar nuestra imaginación y evadirnos un poco de la realidad durante un periodo de tiempo. Lo vemos un recurso comunitario muy bueno para poder llegar a toda la población de una manera diferente, divertida y amena, donde te puedes expresar sin miedos y abrirte a los demás a través de la música.

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